martes, 22 de mayo de 2012

Folklore Narrativo

Leyendas de Isla de Pascua


Leyenda de Hau Maka

La leyenda cuenta que al sabio Hau-Maka se le apareció el dios Make-Make en un sueño, en el cual llevó al espíritu de Hau-Maka a un viaje desde Hiva hacia una desolada Isla, que sería la Isla de Pascua.

En este viaje el espíritu de Hau-Maka se desplazó hacia el este pasando por una serie de islas, hasta alcanzar una octava tierra. El espíritu de Haumaka recorre la Isla identificando un total de 28 sitios con sus nombres. Así, en esta isla encontraría tres islotes frente al Rano Kau (Motu Kao kao - Motu Nui - Motu Iti), y los identificaría como "Ko nga Kope Ririva Tutuu Vai a te Taanga" (los hermosos hijos de Te Taanga que están sobre el agua). Luego al subir a la caldera del volcán Rano Kau, lo denominaría "Te Poko Uri a Haumaka o Hiva". El cráter pequeño lo llama "Te Manavai". Luego se dirige a la costa sur buscando una residencia para el Ariki, reconociendo distintos lugares hasta que llega a Rangi Mea Mea (Cielo Rojo), refiriéndose al atardecer en Ovahe. Posteriormente avanzaría al cerro Hau Epa que nombraría como "Maunga Hau Epa", y observaría las arenas blancas de una playa en un lugar que llamaría "Oromanga a Haumaka o Hiva"; considerándolo un sitio apropiado para la residencia del Ariki, y a la bahía inmediata la llama "Hanga Mori A One" (Anakena). Así, tras reconocer otros tantos sitios, nombra a la isla "Te Pito o te Kainga a Haumaka o Hiva".
Así, luego de recorrer la isla, el espíritu de Hau-Maka regresó a su cuerpo que había dejado a Hiva. Posteriormente relataría su visión a su hermano Huatava, y como miembro del linaje real (Ariki Paka), se dirige al Ariki Hotu Matu'a, para contarle su sueño. Este hecho haría que el Ariki Hotu Matu'a enviara una embarcación con siete expedicionarios, (los dos hijos de Haumaka: Ira y Raparenga; y los cinco hijos de Huatava: Ku’u Ku’u, Ringi Ringi, Nonoma, U’ure y Mako’i); expedición que produciría la posterior llegada del Ariki Hotu Matu'a a la Isla de Pascua; y con ello el poblamiento de esta isla.

Leyenda de los siete exploradores

Leyenda de Los Siete Exploradores
Los historiadores han aceptado la existencia de Hotu Matúa y las circunstancias de su llegada a la Isla de Pascua. Y en este marco analizan el relato de los siete exploradores.
El mito señala que, precediendo al viaje de su rey y por instrucciones de un vidente, siete navegantes llegaron a la isla buscando un lugar adecuado para instalarse y sembrar ñame, (tubérculo base de la alimentación de los inmigrantes). Dos de ellos traían, además, un moai y un collar de madreperlas, que escondieron y que luego dejaron abandonados cuando regresaron a su tierra de Hiva. Sólo un explorador se quedó en la isla.
Varios estudiosos han rescatado de este mito algunos hechos comprobables: que cuando Hotu Matúa llegó a la isla, ésta ya estaba poblada; que ya existía en ella el ñame; y que también había moai.
Otros deducen además, que los siete exploradores simbolizan a siete generaciones que habitaron el lugar; o tal vez a siete tribus inmigrantes, de las cuales sólo una sobrevivió y se mezcló con la gente de Hotu Matúa.
Los hechos han permitido establecer que el rey Hotu Matúa murió 20 años después de su llegada a la isla y que le sucedió su hijo mayor, Tuu Maheke. El último de esta dinastía fue Gregorio o Roroko he tau, llamado también el rey niño, que falleció en 1886, y aunque los pascuenses gustan de pensar que la sucesión dinástica no tuvo desvíos ni interrupciones, hay varios indicios de que el linaje dinástico tuvo muchas alteraciones.
Se sabe que poco después de los primeros polinesios llegó a la isla una segunda inmigración. El origen de estos nuevos pobladores es polémico, ya que sus características raciales difieren de las de aquellos que entonces se consideraban “nativos”.
A los nuevos habitantes se les llamó Hanau eepe, lo que literalmente quiere decir “raza ancha”, y en efecto, éstos eran más corpulentos y robustos que los Hanau momoko o raza delgada que ocupaban desde antes el lugar.
Los Hanau eepe tenían muy desarrollados los lóbulos de las orejas razón por la cual muchos antropólogos los asocian con los incas y sus nobles orejones descritos por Francisco Pizarro en sus informes. Pero éste, como muchos otros es un misterio no desentrañado aún. Por el momento, los orejas cortas y los orejas largas son protagonistas históricos de origen confuso, pero cuya existencia está afianzada con reales testimonios en el pasado.



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