Leyendas de Isla de Pascua
Leyenda de Hau Maka
La
leyenda cuenta que al sabio Hau-Maka se le apareció el dios Make-Make en un
sueño, en el cual llevó al espíritu de Hau-Maka a un viaje desde Hiva hacia una
desolada Isla, que sería la Isla de Pascua.
En este
viaje el espíritu de Hau-Maka se desplazó hacia el este pasando por una serie
de islas, hasta alcanzar una octava tierra. El espíritu de Haumaka recorre la
Isla identificando un total de 28 sitios con sus nombres. Así, en esta isla
encontraría tres islotes frente al Rano Kau (Motu Kao kao - Motu Nui - Motu
Iti), y los identificaría como "Ko nga Kope Ririva Tutuu Vai a te
Taanga" (los hermosos hijos de Te Taanga que están sobre el agua). Luego
al subir a la caldera del volcán Rano Kau, lo denominaría "Te Poko Uri a
Haumaka o Hiva". El cráter pequeño lo llama "Te Manavai". Luego
se dirige a la costa sur buscando una residencia para el Ariki, reconociendo
distintos lugares hasta que llega a Rangi Mea Mea (Cielo Rojo), refiriéndose al
atardecer en Ovahe. Posteriormente avanzaría al cerro Hau Epa que nombraría
como "Maunga Hau Epa", y observaría las arenas blancas de una playa
en un lugar que llamaría "Oromanga a Haumaka o Hiva"; considerándolo
un sitio apropiado para la residencia del Ariki, y a la bahía inmediata la
llama "Hanga Mori A One" (Anakena). Así, tras reconocer otros tantos
sitios, nombra a la isla "Te Pito o te Kainga a Haumaka o Hiva".
Así,
luego de recorrer la isla, el espíritu de Hau-Maka regresó a su cuerpo que
había dejado a Hiva. Posteriormente relataría su visión a su hermano Huatava, y
como miembro del linaje real (Ariki Paka), se dirige al Ariki Hotu Matu'a, para
contarle su sueño. Este hecho haría que el Ariki Hotu Matu'a enviara una
embarcación con siete expedicionarios, (los dos hijos de Haumaka: Ira y
Raparenga; y los cinco hijos de Huatava: Ku’u Ku’u, Ringi Ringi, Nonoma, U’ure
y Mako’i); expedición que produciría la posterior llegada del Ariki Hotu Matu'a
a la Isla de Pascua; y con ello el poblamiento de esta isla.
Leyenda de los siete exploradores
Leyenda
de Los Siete Exploradores
Los
historiadores han aceptado la existencia de Hotu Matúa y las circunstancias de
su llegada a la Isla de Pascua. Y en este marco analizan el relato de los siete
exploradores.
El mito
señala que, precediendo al viaje de su rey y por instrucciones de un vidente,
siete navegantes llegaron a la isla buscando un lugar adecuado para instalarse
y sembrar ñame, (tubérculo base de la alimentación de los inmigrantes). Dos de
ellos traían, además, un moai y un collar de madreperlas, que escondieron y que
luego dejaron abandonados cuando regresaron a su tierra de Hiva. Sólo un
explorador se quedó en la isla.
Varios
estudiosos han rescatado de este mito algunos hechos comprobables: que cuando
Hotu Matúa llegó a la isla, ésta ya estaba poblada; que ya existía en ella el ñame;
y que también había moai.
Otros
deducen además, que los siete exploradores simbolizan a siete generaciones que
habitaron el lugar; o tal vez a siete tribus inmigrantes, de las cuales sólo
una sobrevivió y se mezcló con la gente de Hotu Matúa.
Los
hechos han permitido establecer que el rey Hotu Matúa murió 20 años después de
su llegada a la isla y que le sucedió su hijo mayor, Tuu Maheke. El último de
esta dinastía fue Gregorio o Roroko he tau, llamado también el rey niño, que
falleció en 1886, y aunque los pascuenses gustan de pensar que la sucesión dinástica
no tuvo desvíos ni interrupciones, hay varios indicios de que el linaje
dinástico tuvo muchas alteraciones.
Se sabe
que poco después de los primeros polinesios llegó a la isla una segunda
inmigración. El origen de estos nuevos pobladores es polémico, ya que sus
características raciales difieren de las de aquellos que entonces se
consideraban “nativos”.
A los
nuevos habitantes se les llamó Hanau eepe, lo que literalmente quiere decir
“raza ancha”, y en efecto, éstos eran más corpulentos y robustos que los Hanau
momoko o raza delgada que ocupaban desde antes el lugar.
Los Hanau
eepe tenían muy desarrollados los lóbulos de las orejas razón por la cual
muchos antropólogos los asocian con los incas y sus nobles orejones descritos
por Francisco Pizarro en sus informes. Pero éste, como muchos otros es un
misterio no desentrañado aún. Por el momento, los orejas cortas y los orejas
largas son protagonistas históricos de origen confuso, pero cuya existencia
está afianzada con reales testimonios en el pasado.